viernes, 27 de julio de 2007

Alternativa entre Alternativas

Hola a tod@s es muy importante reforzarnos como una fuerza política nueva, moderna y sobre todo legìtima les dejo este texto que espero que les sea de su agrado.

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Antes de la elección presidencial, expresé en este espacio mis simpatías hacia el Partido Alternativa Socialdemócrata, como posibilidad germinal de una izquierda fresca, moderna y moderada. Y eso, no sólo por el prestigio y la trayectoria personal de sus principales dirigentes, en particular Patricia Mercado, sino debido a sus ideas y propuestas, expresadas incluso desde el año 2000, cuando esta corriente política buscó su registro bajo la conducción de Gilberto Rincón Gallardo. Y más tarde, en 2003, también se hizo la intentona bajo la denominación de México Posible, encabezado por Mercado desde entonces, pero tampoco logró el registro. Finalmente, el año pasado lo obtuvo, gracias al buen desempeño de Patricia durante los debates, donde proyectó una imagen de honestidad, compromiso y entrega a las causas que ha defendido durante años, desde otras trincheras. Ingredientes por cierto bastante escasos en el ámbito político en general, y casi inexistentes en el mexicano.

Ahora ese partido se debate en un dilema crucial para su futuro político: preservar la congruencia con los principios éticos con que se presentó a la ciudadanía o buscar una vía más pragmática de conducir al partido. Mercado encabeza la primera opción y Alberto Begné, presidente del partido, la segunda.

Y es que la disyuntiva que enfrenta Alternativa no es nada fácil: si prevalece la corriente ‘principalista’ ello implicaría seguir el camino por sus propios medios, sin las malas companías que representa el resto de los partidos (unos más que otros). Sobre todo si Alternativa se quiere distinguir de los demás, precisamente por mantener un estandarte ético, más o menos congruente, y ser diferenciado de los famosos partidos/negocio que han proliferado en los últimos años o los antiguos partidos paraestatales. Partidos todos éstos cuyo principal objetivo, si no es que el único, es proveer a sus dirigentes de amplios recursos públicos y prebendas políticas.

Pero, por otro lado, se sabe que la ética y la congruencia suelen ser duramente castigadas con el sello del fracaso político. En otras palabras, o sigue Alternativa por su lado, a riesgo de perder su registro, o decide aliarse con algún partido grande para supervivir, a costa de perder su identidad como un partido distinto y coherente. ¿Qué es peor? La respuesta, en esta ocasión, no está en el viento. O se arriesga el registro o se sacrifica el carácter ético y moral con que se ha presentado a la sociedad.
Tiene razón, sin duda, la corriente "pragmática" de que, si Alternativa continúa por su propio camino, podría perder su registro en los comicios intermedios de 2009. Esas elecciones son por definición menos atractivas, provocan menor concurrencia electoral y el peso de los liderazgos partidistas es mucho menor, pues no hay debates presidenciales donde se hagan valer. De hecho, ya lo experimentó Mercado al encabezar el esfuerzo de México Posible en 2003. Su carisma personal no pudo proyectarse de manera suficiente para obtener el registro, si bien estuvo cerca de hacerlo.

Ahora podría ser a la inversa: perder el registro aun por poca votación. La garantía de sobrevivir se vislumbra a través de la truculenta vía de la coalición con algún partido grande, que pueda asegurar el registro a sus socios menores, así éstos no logren captar en realidad muchos votos (o incluso ninguno). La norma que permite eso representa no sólo una burla al electorado (pues las coaliciones desaparecen luego de la elección, por ley), sino que distorsionan fuertemente la representación política, dando más escaños y financiamientos que no los valen. Y los partidos grandes aceptan tal estafa bajo el cálculo a veces erróneo de que los votos que estos partidos puedan aportar podrían ser determinantes en el resultado final.

Por su parte, tiene también razón la corriente principalista que encabeza Patricia, al sostener que, a través de una alianza con otros partidos, de mucha fuerza pero escasa credibilidad, la esencia de lo que Alternativa quiere ser se perderá irreversiblemente. Y quedará confirmada la sospecha generalizada de que los partidos pequeños, tarde o temprano, caerán en la tentación del dinero y las curules fáciles, para lo cual es menester guardar en el arcón de los estorbos cualquier principio de ética y moral política, ese árbol que da moras o no sirve para nada. Sobre todo si dicha alianza se concreta nada menos que con el PRI, como se ha planteado en el caso de Veracruz, cuyo gobernador priista no es precisamente ejemplo de democracia, honestidad, congruencia o nada que valga la pena.

De confirmarse esa coalición, a Alternativa Socialdemócrata le puede pasar lo que a Bernardo de la Garza, el joven candidato del PVEM, quien logró engatusar a cerca de siete por ciento de electores que no sabían lo que significa ese partido. De la Garza proyectó una imagen de frescura y rectitud. Ese porcentaje captado por las encuestas le sirvió al PVEM para hacer una estupenda negociación con el PRI —la antítesis de lo que pretendía representar el joven Bernardo—, misma que le fue muy redituable a los juniors verdes y resultó pésima para el PRI. Y es que al develar De la Garza su oportunismo disfrazado de honestidad y atrayente candor, los votos que se manifestaban por su candidatura se esfumaron de inmediato. De irse Alternativa por la opción pragmática, perderá electores, simpatizantes, congruencia y crediblildad, a cambio de preservar su registro —con todo y prebendas—, gracias a la aberrante norma electoral que permite ese tipo de transacciones, más que de coaliciones.

Publicado ;Crespo, Jose Antonio en Horizonte Polìtico. Excelsior. Nacional, 17 de Julio 07.

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